
Nació en Madrid en 1665, hijo de José Simón de Churriguera, reconocido ebanista, escultor y retablista oriundo de Barcelona.
Se formó en el taller de su padre, y a la muerte de éste en 1679, José asumió la jefatura de la familia. En 1690 el rey Carlos II lo designó como uno de los arquitectos de la corte, si bien no recibió salario hasta 1696. En 1702 el rey Felipe V nombró arquitecto jefe a Teodoro Ardemans, y poco tiempo después, Churriguera fue acusado de insubordinación y presunción, perdiendo el patrocinio real.
Una de las primeras obras que lo hicieron famoso es el retablo de la capilla del Sagrario en la Catedral de Segovia, construido en 1689, que le valió, en 1690, la designación como arquitecto de la catedral.
Con el retablo de la iglesia del convento de San Esteban, en Salamanca, de 1692 la obra del artista se consolidó, generando admiración y también críticas.
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